
La transición energética hacia el uso de energías limpias es un paso fundamental para limitar el calentamiento global. También es clave para alcanzar los objetivos de descarbonización de la economía a largo plazo. Para ello, España, como muchos otros países de la Unión Europea (UE), se ha propuesto aumentar la energía producida a partir de fuentes renovables en el horizonte 2030-2050.
En este contexto, el biogás es un valioso recurso energético. La propia UE lo ha señalado como una de las fuentes de origen no fósil capaz de garantizar la independencia energética de un país. Además, sirve para la reducción de la contaminación atmosférica provocada por la emisión de gases de efecto invernadero.
Las plantas de biogás son capaces de transformar los residuos agropecuarios o agroindustriales en una fuente renovable. De esta manera se aprovecha en múltiples aplicaciones energéticas (eléctrica, térmica o como carburante), abaratando costes y reforzando la economía circular. Esto ayuda a guiar a este país hacia un futuro más verde.
En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre el biogás. Se trata de un vector energético fundamental para la descarbonización y la reutilización eficiente de toneladas de residuos que suelen acabar en vertederos.
Qué es el biogás
El biogás es una mezcla de gases producto de la descomposición microbiológica de desechos orgánicos. Estos proceden de residuos de origen vegetal o animal, residuos municipales, lodos de depuradoras o purines.
Por naturaleza, es un combustible que genera fuego al entrar en contacto con oxígeno y con una fuente de calor. Posee un olor similar al gas licuado, lo que lo hace fácilmente detectable al olfato.
Se trata de un vector energético con un gran potencial para ser transformado en biometano e inyectado en la actual red de gasoductos para su transporte, distribución o almacenamiento. Esto aportaría grandes beneficios sociales y económicos. Cabe recordar que la capacidad de almacenamiento del sistema gasista español es equivalente al consumo eléctrico medio de 6 millones de hogares (anualmente).
De hecho, el biogás es ideal como combustible al estar compuesto en un 50-70% de metano. Esto permite su uso de forma similar al gas natural para generar calor en cocinas y calderas. Esta composición también sirve para generar energía eléctrica con motores y turbinas adaptados para funcionar con biogás.
El proceso de la digestión anaerobia

La digestión anaerobia es el proceso biológico que permite obtener biogás. Tiene lugar dentro de grandes depósitos cerrados y se da gracias a la acción de un grupo de bacterias específicas que descomponen los residuos orgánicos en productos gaseosos y en digestato o digerido (mezcla de productos minerales y otros compuestos). Su funcionamiento se podría comparar al proceso de fermentación que ocurre durante la producción de cerveza artesanal.
Al contrario de lo que se cree, este proceso se utiliza desde hace tiempo en países en vías de desarrollo, especialmente en pequeñas explotaciones agrícolas y en edificios. Allí, el biogás generado proporciona energía para cocinar y electricidad para iluminar las viviendas.
Cabe mencionar que se pueden instalar digestores anaeróbicos a pequeña escala no sólo en granjas. También se puede utilizar en empresas comerciales o de la industria alimentaria y comunidades rurales. Además, el biogás obtenido también puede ser utilizado como combustible para vehículos.
En Inglaterra, por ejemplo, en 2015 el supermercado Cannock fue el primero en adoptar esta tecnología. Se instaló para funcionar exclusivamente con energía obtenida por digestión anaerobia a partir de alimentos reciclados, que en lugar de ser enviados al vertedero son reciclados al completo.
Cómo funciona un digestor anaerobio o biodigestor
Una planta de producción de biogás se compone principalmente de un digestor anaerobio o biodigestor. Se trata de un tanque cerrado de forma hermética donde los microorganismos descomponen residuos orgánicos como el estiércol y los restos de comida en un entorno anaeróbico, es decir, sin oxígeno.
Esto permite a los microorganismos crecer de forma constante en medio de altas temperaturas y digerir los desechos. Como resultado, se obtiene no sólo biogás, sino también un biofertilizante líquido y una masa seca que puede reutilizarse en agricultura como cama para el ganado.
De este modo, el biogás se captura mediante el uso de biodigestores y se somete a un tratamiento para su limpieza. Esto se produce porque contiene asimismo algunas impurezas como ácido sulfhídrico (H2S), agua, monóxido de carbono y algunos compuestos volátiles como hidrocarburos halogenados y siloxanos, entre otros.
La instalación de un digestor anaerobio para producir biogás es una de las mejores formas en que los ganaderos pueden reducir la huella de carbono de sus explotaciones agrícolas de porcino o bovino. Ayuda a resolver el gran problema ambiental que generan los purines y también sirve como forma de autoabastecimiento energético.
Sin embargo, este tipo de tecnología solo puede ser implementada por profesionales cualificados. En el caso de un digestor de tamaño mediano, el proyecto de construcción e instalación puede tardar más de seis meses y debe pasar primero por un proceso de autorización. Se debe obtener una serie de permisos y superando los controles que llevan a cabo las administraciones públicas del Estado y los organismos competentes.
Hoja de Ruta del Biogás en España
A partir de las medidas contempladas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), se han elaborado diversas iniciativas en cada sector económico para contribuir a la descarbonización. El objetivo es lograr una posición de liderazgo de España en las energías y tecnologías limpias.
Entre estas iniciativas se encuentra la Hoja de Ruta del Biogás. Se trata de un plan elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en 2021 que tratará de impulsar la utilización de este gas renovable con una perspectiva de una década. Esto se llevará a cabo principalmente a través de dos vías: la producción de electricidad y calor y la transformación en biometano para sustituir el uso del gas natural de origen fósil.
En concreto, España prevé multiplicar por 3,8 la producción de biogás en 2030. Actualmente hay menos de 150 instalaciones de biogás en el país, que en conjunto suman una producción energética de 2,74 TWh.
Según el MITECO, nuestro país presenta un gran potencial de generación de biogás obtenido a partir de residuos agroalimentarios, así como de lodos procedentes de EDAR. Ya que cuenta con una industria de gran tamaño y numerosas pymes que operan en este sector.
En el sector agropecuario, la producción de biogás es una de las principales líneas de trabajo que se consideran para conseguir una reducción de las emisiones del 53% de cara a 2050. En materia de residuos y aguas residuales, se potenciará también la implementación de tecnologías como la digestión anaerobia y el compostaje.
Casos de éxito en Europa
Desde 2006, Alemania se encuentra a la cabeza de Europa en producción de biogás, seguida del Reino Unido, Francia e Italia. Los alemanes han implantado con éxito una gran cantidad de pequeñas plantas de biogás descentralizadas para el tratamiento de residuos agropecuarios que les ha permitido producir energía eléctrica y aprovechar la energía térmica.
Alemania y el Reino Unido producen más del 68% de la energía eléctrica obtenida a partir de biogás, mientras que en el caso de España la electricidad generada supone en torno al 3% del total europeo.
Financiación para plantas de biogás
En enero de 2022 el Gobierno español aprobó por primera vez las bases reguladoras y programas de incentivos para conceder ayudas financieras a proyectos singulares de instalaciones de biogás. La ayudas se desplegarán en todo el territorio nacional y potenciarán la economía circular.
El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDEA) será el encargado de gestionar estas ayudas a modo de subvenciones. Estas se otorgarán a sus beneficiarios en régimen de concurrencia competitiva y con carácter definitivo, una vez se verifique la ejecución del proyecto y se acrediten los costes subvencionables que conlleve la instalación.